dimecres, 12 d’octubre del 2016

Las incómodas verdades sobre nuestro hábito lector.

Todos los aficionados a la la lectura variamos en cantidad, frecuencia y lugar en el que leemos. Nada reprochable, ni mucho menos, pues cada uno disfruta del arte a su manera
Aunque, lo que sí me resultó curioso tras breve reflexión, no fue fijarme en el tipo de lector lingüístico, emocional, sensorial que somos, personalmente ya estoy harto de esas comparaciones.
En su lugar, enfoqué sobre algo de lo que no acostumbramos a hablar; el espacio. Los lugares en los que amigos, conocidos y familiares suelen encontrar la inspiración para enfrascarse en una historia.
Así que he decidido reunir unos cuantas muestras representativas de las particularidades del lector.

El lector vagabundo (un romántico diría que el errante): Lo localizo el primero porque es precisamente mi tipo. Largas jornadas de tren tengo al día y es cuando aprovecho para leer. Necesita de estar en movimiento para que sus ojos se despierten de la misma forma.

La lectora/or del buen brandy y cálida hoguera: Es el más sibarita de los lectores. Lo del brandy y la hoguera no ha de ser necesariamente literal, pero sí que refleja el deleite de una tarde relajada de sillón, sofá o silla de escritorio en la versión menos lujosa, disfrutando de la lectura tras un buen café, una ducha de agua caliente y una paz envolvente envidiable.*

El lector/a de retrete: La cultura de leer los usos del champú o el gel dio pie a una substitución natural; un libro. Este tipo de lector acumula horas de baño y lectura, para desesperación de sus compañeros de vivienda.

La lectora/or del postureo: No, no solo el gimnasio acoge a este tipo de criaturas, también existe la versión literaria. El lector pustureta (término actual “postu”) hace saber a todo su facebook, amigos y conocidos que está abordando una nueva novela; si bien con frases, extractos de la narración o comentarios anhelosos de que la saga continúe una vez la ha concluido. 
Es genial compartir, pero no monopolizar un mass media amigos/as.

El lector decorador/a de interiores: Para este raro espécimen el valor de un libro es directamente proporcional a su belleza estética. Necesitará una gran cantidad de volúmenes, a poder ser de la misma edición, para dar a su hogar un toque de distinción.


Son tan sólo muestras de algunos tipos. Os invito a comentar en Facebook más tipos, juntos podremos hacer una lista más extensa y divertida.



*Los géneros utilizados son aleatorios, no dependen de ninguna clasificación por sexos.

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